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Un artículo dedicado a pensar por qué es que hemos perdido tantos bares notables y que pueden hacer el público y los empresarios para que estás perdidas no vuelvan a ocurrir. Porque a veces no basta con compartir en Facebook para "hacer algo".
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¿Por qué cierran los bares notables?
por Bruno Ivan Correia (bicorr@gmail.com)
Un café notable es solo tan bueno como el servicio que
brinda. El error que muchos dueños de cafés históricos han cometido es el creer
que solo con un nombre y años de tradición detrás era más que suficiente para
mantener al público.
Pero como la historia lo demostró pagaron caro ese error.
Durante años escuchamos del cierre de más bares notables que se convertían en
casas de deportes o en Starbucks. Miles de personas publicaron en sus muros de
Facebook notas de dolor y rechazo a estos cierres pero irónicamente la gran
mayoría de esas personas nunca pisaron un bar notable en sus vidas.
Muchos defienden los cafés notables solo porque está de
moda hacerlo pero es necesario entender porque estos locales, que sobrevivieron
durante décadas, repentinamente comenzaron a caer uno tras otro. Simplemente
quejarse por quejarse no va a cambiar las cosas.
El primer culpable es el público. Un local comercial es
solo viable cuando tiene un ingreso de dinero superior a sus gastos, eso es la
economía más básica y se aplica a todos los rubros de la vida. Muchos
defensores de estos espacios sostienen que solo por su historia el local debe
ser mantenido con fondos del Estado.
Pero eso no es razonable en una ciudad como Buenos Aires
donde es difícil no encontrar una esquina donde no haya un café. Claramente la
demanda por estos espacios no es baja lo que demuestra que es el público el que
elige no ir a los cafés notables.
Esas personas que defienden a capa y espada estos cafés
por Facebook muchas veces no se toman la molestia de visitar estos locales. Es
necesario que se entienda que si se quiere apoyar un establecimiento comercial
es insuficiente hacerlo compartiendo publicaciones en Facebook, eso no alcanza.
Hay que salir de casa, ir al lugar y pedir un café. De lo contrario están
fallando en el punto más importante, todo lo demás es estéril y solo sirve para
que las personas se sientan bien consigo mismas “por haber hecho algo”.
Pero estoy comenzando mi análisis por la parte menos
“culpable” de esta debacle. El público va a prestar su apoyo solo hasta cierto
punto, no podemos culpar a la gente por no ir a un lugar que no es atractivo.
Poniendo la lupa en los locales empezamos a ver que la
mayoría de los cafés notables se habían detenido en el tiempo, brindaban malos
servicios y palidecían frente a sus competidores más modernos que, lógicamente,
atraían al público más joven.
Los empresarios son quienes más confían en la tradición
para mantener su local, pero no entienden que la tradición no puede equipararse
con “seguir dando el mismo servicio que en 1900”.
¿Cómo culpar a una pareja de adolescentes que prefiere
entrar a un Starbucks a ir a un café decrépito, mal atendido y que no tiene
variedad en sus productos?
La noción de que “bar notable” significa “quedado en el
tiempo” ha sido una excusa de los empresarios para evitar arreglar sus locales,
mejorar el servicio de sus mozos o adecuarse a los nuevos tiempos que corren.
El café notable no es solo una colección de mesas
derruidas y mozos con mala actitud, la historia está en otro lado y
modernización no significa convertirse en un Starbucks.
Por suerte no me faltan los ejemplos de bares que vieron
lo mismo que estoy indicando en este artículo. Bares como el Victoria (Yrigoyen
y Entre Ríos), el London City o el 36 Billares, por nombrar a algunos, han
invertido dinero en mejorar sus espacios, han puesto enchufes para las
computadoras, tienen mozos que brindan un buen servicio, tienen cartas
completas y en algunos casos brindan precios más que atractivos.
Nadie se atrevería a decir que un lugar como London City
no es un bar notable o que ha perdido su halo de notoriedad por introducir
estos cambios, por el contrario, se han vuelto atractivos no solo para el
público histórico sino para las nuevas generaciones. Un local que se apoya
enteramente en sus clientes tradicionales va a ir perdiendo su clientela
paulatinamente a medida que esta vaya falleciendo, si uno no se abre a atraer a
las nuevas generaciones entonces está condenado.
Cambiar no significa traicionar al pasado, se puede
asumir una modernización sin que eso signifique arrasar todo lo construido,
como se solía hacer hace no mucho tiempo. Pero cambiar es un elemento
fundamental de evolucionar y aquellos empresarios que no entiendan esto están
condenados a cerrar a medida que se vayan volviendo menos atractivos para el
público. No nos olvidemos que muchos de estos locales, en su época, fueron de
avanzada trayendo lo más nuevo en moda y tecnología, está en el espíritu de
estos lugares brindar lo más nuevo y lo mejor.
Es importante que el público sepa ver esto y que
comience a premiar a aquellos locales que asumieron el riesgo y se tomaron el
tiempo de encarar cambios que respetan el pasado. Es necesario que la gente,
que se dice amante del Buenos Aires tradicional, se tome la molestia de salir
de sus casas y visite cada vez que pueda uno de estos locales. La
responsabilidad siempre es compartida y así como no basta un nombre histórico
para mantener a flote un café notable, tampoco alcanza con compartir un mensaje
en Facebook para ayudar a su superviviencia.
¿Qué más excusa necesitamos para irnos a tomar un cafecito?
Listado de los cafés notables en 54bares.com.ar
¿Qué más excusa necesitamos para irnos a tomar un cafecito?
Listado de los cafés notables en 54bares.com.ar
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